Media hora después, llegué a las afueras de mi casa. Yo vivo con mi madre en una granja-hacienda quintaesencial de Maine (en otras palabras, vive en un lugar que es el perfecto ejemplo de una hacienda en Maine), pintada en blanco, con contraventanas azules, y una capa de niebla que nunca se va. En esta época del año, los árboles brillaban con fieras sombras de rojo y dorado, y el aire dejaba frescos aromas a savia de pino, madera quemándose, y hojas húmedas. Troté hasta subir los escalones del porche, donde cinco calabazas grandes me miraban como centinelas, y me dejé entrar.
“¡Estoy en casa!” grité para mi mamá, la luz en la sala revelaba dónde estaba ella. Dejé mis llaves sobre el aparador y me volví para encontrarla.
Ella cerró su muy usado libro, se levantó del sofá, y me rodeó en un abrazo. “¿Cómo estuvo tu noche hoy?”
“Estoy oficialmente carente hasta de una última onza de energía.” Fui camino de las escaleras. “Si puedo dirigirme a la cama, será por puro poder mental solamente.”
“Mientras estuviste fuera, un muchacho vino preguntando por ti.”
Fruncí el ceño. ¿Qué muchacho?
“Él no dejó su nombre, y no me dijo cómo te conoció” continuó mamá. “¿Debería estar preocupada?”
“¿Cómo lucía él?”
“Cara redonda, complexión rubicunda, cabello rubio.”
Él, entonces. El hombre que tenía una cuenta que ajustar con Patch. Fabriqué una sonrisa. “Oh, claro. Él es un vendedor. Sigue intentando convencerme de hacer las fotografías de último año en su estudio. Lo siguiente que sabrás, será que él querrá venderme anuncios para la graduación también. ¿Sería completamente desagradable si paso de lavarme la cara por esta noche? Estar despierta dos minutos extra, en este punto, es desperdiciar tiempo, y me está costando.
Mamá besó mi frente. “Dulces sueños.”
Escalé hasta mi habitación, cerré la puerta, y me dejé caer a pata tendida sobre mi cama. La música del Devil’s Handbag seguía pulsando detrás de mi cabeza, pero estaba demasiado cansada como para que me importara. Mis ojos estaban a medio cerrar cuando recordé la ventana. Con un gruñido, me tambaleé hasta allí y quité el pestillo. Patch podría entrar, pero le deseé suerte en intentar mantenerme despierta lo suficiente para obtener una respuesta.
Subí mis mantas hasta mi barbilla, sentí el suave, fantástico tirón de un sueño dando señales cada vez más cerca, dejándole arrastrarme bajo—
Y luego el colchón se hundió con el peso de otro cuerpo.
“No estoy seguro de por qué estás tan enamorada de esta cama,” dijo Patch. “Es doce pulgadas demasiado chica, cuatro pies demasiado estrecha, y las sábanas púrpuras no están haciéndolo por mí. MI cama, por otro lado…”
Abrí un ojo y lo encontré estirado a mi costado, las manos sujetas ligeramente detrás de su cuello. Sus ojos oscuros me miraban, y él olía limpio y sexy. Lo mejor de todo, se sentía cálido presionado contra mí. A pesar de mis mejores intenciones, la proximidad íntima estaba haciendo cada vez más difícil de concentrarme en dormir.
“Ja,” dije. “Sé que no te importa cuán confortable es mi cama. Tú estarías bien en un palé de ladrillos.”
Una de las desventajas de Patch como ángel caído era que no podía sentir sensaciones físicas. No dolor, pero no placer tampoco. Yo tenía que contentarme sabiendo que cuando lo besaba, él lo sentía en un nivel emocional solamente. Yo intenté fingir que eso no importaba, pero quería que él sintiera una corriente eléctrica con mi toque, así como yo lo sentía con el suyo.
Él me besó ligeramente en la boca. “¿Sobre qué querías hablar?”
No podía recordar. Algo acerca de Dante. Sea lo que fuere, pareció intrascendente. Hablar generalidades parecía intrascendente. Me acurruqué más cerca y Patch acarició mi brazo desnudo con su mano, provocando la sensación de un hormigueo cálido disparándose por todo mi cuerpo hasta los dedos de mis pies.
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Definitivamente A-D-O-R-O a Patch!!...
~Lyh ^^
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